Tú.
El que siempre estuvo conmigo,
en los buenos y en los malos momentos.
El que hizo que me enfadara
y después riera.
Del cual ya dependo.
Y apenas me dí cuenta de cómo comenzó...
Sólo sé que surgió
y ahora, no sé qué haría sin tí.
No pretendo demostrarte nada,
tampoco restregarte posibles defectos.
Defectos...algunos con arreglo y otros sin él.
Pero en fin, forman parte de tí.
Yo no puedo cambiarte.
Parece mentira, pero ya son cerca de siete años.
Me ayudaste a lanzarme, al fin.
A estar conectada con el mundo.
A calmar inquetudes.
Y aunque por las noches,
justo antes de dormir,
ya no puedas entregarme tanto como antaño.
Te sigo queriendo.
Te necesito más que nunca.
-Para mi querido móvil, al cual le grito cada tarde, porque el pobre ya está bien fundidito.
Debemos creer en la reencarnación y en la bajada de precios,en eso también-
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